Nilton Condori Alanoca (*)

Desde la década de 1990 se visibilizó críticas a la democracia representativa, consolidada en Bolivia con partidos políticos, monoculturales y excluyentes, constituidos por los blanco-mestizos.

Los líderes emergentes de tendencia indianista–katarista, desde las décadas de 1970 y 80 por necesidad histórica, optaron por varias vías para llegar al poder político indio, para eliminar el neoliberalismo. Un ejemplo fueron las acciones del Ejército Guerrillero Tupac Katari EGTK, que en 1992 buscaba liberar al indio de la enajenación del poder estatal. El intelectual aymara Félix Patzi denomina a estas organizaciones como intentos de estallido de “Guerra comunal” de fines del siglo XX e intentos de solución a los problemas de Estado.

Las mayorías indígenas: aymaras y quechuas se apasionaron con una “Revolución India”, porque el indio debía tomar el poder político y económico, para que el siglo XXI se inicie con el proyecto político de reconstituir el sistema comunitario. Ello influyó para la contundente movilización social de 2000 a 2003 que determinó la fuga del Presidente constitucional Sánchez de Lozada.

Sin embargo, en dictaduras militares o en gobiernos neoliberales hubo indígenas, pero como serviles u oportunistas del “amo blanco-mestizo”. Inclusive, en 1899 en la falsa “Guerra Federal” José Manuel Pando utilizó al ejercito indígena de Pablo Zárate Willka para llegar al poder. En 1952, con Víctor Paz y el voto universal indígena cayó en el pongueaje partidista, o como escalera política burguesa. Barrientos aplicó el “Pacto Militar Campesino” y el indio solo fue “carne de cañón”. Y en 1993, el vice Víctor Hugo Cárdenas fue la “carita india feliz” del gonismo.

Tenía razón Fausto Reinaga al afirmar que desde 1925 hay dos Bolivia, una europea, que discrimina a la Bolivia india, y por eso no hay arzobispo, general, ministro o Presidente indio.

Por ello, la caída de Goni en 2003 fue exitosa para la población indígena, porque intentaba cerrar la clasificación discriminatoria racial, y el país necesitaba de un cambio estructural en el campo político, desde abajo hacia arriba. Y el pueblo indígena intentó construir el poder indígena, para construir un Estado plurinacional. Fuimos ilusos porque con el gobierno del MAS se confió en ese cambio estatal de fondo.

Pero desde la segunda gestión del “gobierno indígena del MAS” el poder estatal fue atrapado por blanco mestizos, y el tema indígena comenzó a instrumentalizarse, al plano lirico y folclórico. Y en los altos cargos gubernamentales apareció gente de la derecha neoliberal.

Ese grupo liberal instauró la dictadura del partido en las organizaciones sociales. Y cuando en las entregas de obras, el presidente Morales repite ante el pueblo: “ustedes son defensores del proceso de cambio, para que no vuelva la derecha (…) aquellos dirigentes que no están con proceso de cambio son de la derecha, y del imperio yanqui”, considera al pueblo como idiota cultural.

Y los dirigentes, instrumentalizados por los blanco-mestizos, se olvidaron del camino de concreción del modelo de sociedad comunitaria.

Por tanto, el MAS está predestinado a perecer. No pudo construir un partido ideológico, solo utilizó el chantaje para buscar eternizarse en el poder. Y si Morales apareció en un momento histórico, hoy la mentira, narcotráfico, desfalcos de bancos, enriquecimiento ilícito, nepotismo, corrupción, imposición autoritaria, y otros, desilusionan al votante y a la sociedad.

Ante esta situación nefasta, Félix Patzi propone el tercer sistema, una real descolonización y un comunitario, que sustituirá al capitalismo salvaje y al socialismo autoritario. Así habrá igual oportunidad para todos, en todo los campos: laboral, económico, político, jurídico, académico, que logre la verdadera transformación histórica del país.

(*) Nilton Condori Alanoca, Licenciado en Biología y Geografía, ex ejecutivo del cantón Kalaque, ex ejecutivo provincial de la Federación Sindical Única de Trabajadores de la Provincia Omasuyos, FSUTCPO. Es Presidente Departamental del Movimiento Tercer Sistema La Paz.